Tenia 14 años cuando leí mi primer libro de educación financiera y superación personal. Realmente estaba muy emocionado, era información, conocimiento que de verdad lo disfrutaba mucho. Es más, hasta el día de hoy cada vez que aprendo algo nuevo me emociono muchísimo. En ese entonces cuando terminé el libro, recuerdo que lo primero que quise hacer además de compartirlo claramente, era emprender. No importaba el negocio o lo que fuera, simplemente quería aplicar lo que decía en ese libro. Yo ya sabía mas o menos un negocio que un amigo del colegio me había comentando así que empecé por allí. Vendí mi longboard, casco e implementos para conseguir el dinero y justo cuando voy donde mi amigo me dice que su negocio había fracasado, yo pude ver en los rostros de mis amigos el desanimo y el no querer nuevamente emprender. Por mi parte, aún seguía entusiasmado por el conocimiento, así que busqué otros negocios por donde comenzar.
En ese transcurso mis padres, tíos, amigos, compañeros comenzaban a decir qué estaba pasando conmigo, recuerdo que algunos familiares o mamás de mis amigos le decían a mis padres cosas como: «¿Qué hace Daniel metido en esas cosas? Está perdiendo su tiempo en esos temas motivacionales en vez de estudiar, a su edad nadie lo tomará en serio» Esto era algo muy común en mi entorno, me daban a entender que no era posible lo que yo quería alcanzar, yo deseaba una vida llena de libertad, en donde podía hacer lo que yo quisiera sin que el dinero y el tiempo fueran un problema. Creía que uno si podía forjar una vida como en las películas, por más que el resto me decía lo contrario.
Entre altos y bajos, cerca a cumplir los 18 años empecé mi camino en las inversiones en los mercados bursátiles, no tenía mucho dinero honestamente pero me llamó la atención el aprender a diversificar e invertir. Y en ese momento aún seguían los comentarios: «¿Tú hijo sigue perdiendo el tiempo?’ «Los negocios es solo para los adultos o académicos» «Aún te falta mucho para ser conferencista, eres muy joven» «Tú cara es de niño, nadie te tomará en serio»
Tiempo después, estaba dando conferencias en universidades e institutos, seminarios para emprendedores y empresarios. A la edad de 21 años aplicando las estrategias universales pude tener inversionistas que vinieron a mi con capitales de más de cien mil dólares, pude ser reconocido en una entidad financiera como uno de los gestores más jóvenes en alcanzar la mayor rentabilidad en un periodo de tiempo, pude viajar a los lugares que he querido junto a mi familia, pude lograr la libertad financiera y sobre todo prosperar en cada área de mi vida. Y hoy a mis ya casi 23 años, estoy invirtiendo el 100% de mi tiempo y de mi ser en ayudar a las personas que puedan tener el conocimiento necesario para crear su realidad. Me hubiera tardado años en lograr lo que he logrado si hubiera seguido las leyes tradicionales donde fuerzas el resultado, donde compites, tratas de controlar, eres materia intentando cambia materia, eres alguien que forja su futuro basado en su pasado. Cuando entendí como funciona el universo y la mente humana, lo primero que hice fue aplicar todo lo aprendido, sabía que iba a alcanzar resultados más duraderos porque era el creador. Y eso es lo que quiero que tomes consciencia hoy, nadie te puede decir que es posible o imposible según tu condición, raza, nivel socio – económico, lugar donde vives, edad o lo que fuera. Tu mismo decides que es posible o imposible para ti, que es alcanzable o no. Tú eres el responsable de tus resultados, de tu realidad y de tu vida.
Recuerda que tu no logras lo que quieres lograr, tu logras lo que crees que vas a lograr. Mientras construyas una creencia que el único que pone los límites eres tú, seguirás creciendo y alcanzando nuevos niveles en tu vida, no dejes que lo externo decida por ti, deja que lo interno te haga crecer y creer más en ti. Imposible o posible, eso lo decides tú.